Según un reciente estudio, hace 99 millones de años las garrapatas se alimentaban de la sangre de los dinosaurios con plumas.
La garrapata moderna es conocida por sus picaduras a seres humanos y otros mamíferos. Sin embargo, las garrapatas son muy antiguas. Los científicos que estudian su evolución llevan mucho tiempo preguntándose de qué se alimentaban estos pequeños vampiros antes de alimentarse de la gran variedad de mamíferos que hay en la actualidad. Parece ser que los dinosaurios con plumas podrían estar entre las criaturas que configuraban su menú.
Las conclusiones se basan parcialmente en muestras de ámbar procedentes de Myanmar. En una de ellas puede observarse una garrapata atrapada en resina endurecida junto a la pluma de un dinosaurio que vivió durante el periodo cretácico.
“El ámbar es resina fosilizada, por lo que puede capturar pequeñas partículas del ecosistema casi instantáneamente”, afirma Ricardo Pérez de la Fuente, investigador en la Oxford University Museum of Natural History (Museo de Historia Natural de la Universidad de Oxford) y autor de este estudio, publicado en la revista Nature Communications. “El ámbar puede preservar interacciones entre organismos. Este es el caso de la pluma y la garrapata”.
La conjunción entre la pluma y la garrapata sustenta la teoría que Pérez de la Fuente llevaba años desarrollando. Para dicha teoría se basó en otras garrapatas del mismo periodo, igualmente atrapadas en ámbar. Aquellas muestras no contenían plumas aunque sí cabellos similares a los de una especie de larva de escarabajo que hoy en día vive en nidos de aves.
“Teníamos esta prueba indirecta sobre la relación entre las garrapatas y los dinosaurios con plumas”, afirma Pérez de la Fuente. Sin embargo, no había ninguna prueba directa sobre esta relación hasta que vieron la garrapata y la pluma atrapadas juntas en el ámbar.
“Este estudio es una agradable sorpresa”, afirma Ben Mans, un paleontólogo que ha estudiado la evolución de las garrapatas aunque no ha estado involucrado en este estudio. Según afirma, hasta ahora se había asumido que las garrapatas se alimentaban de la sangre de antiguos anfibios, de reptiles y de los antepasados de los mamíferos actuales, pero no de dinosaurios con plumas.
Mans también afirma que esta prueba no excluye necesariamente a otro tipo de animales, ya que los dinosaurios con plumas no fueron los únicos que vivían en nidos. Igualmente, manifiesta que habrá que seguir investigando para comprender cómo se integra esta antigua garrapata en la familia de las garrapatas.
Pérez de la Fuente reconoce que aún queda trabajo antes de poder aclarar los orígenes de las garrapatas y los motivos por los que se alimentan de sangre. Sin ir más lejos, una de las muestras de ámbar analizadas contenía una garrapata repleta de sangre pero Pérez de la Fuente y sus colegas de investigación no pudieron analizarla: la garrapata no estaba totalmente atrapada en ámbar, por lo que el hierro de la sangre se hallaba contaminado de minerales.
Aquella muestra (y otras) de la investigación se recogieron en Myanmar, famosa por sus enormes depósitos de ámbar. “Coleccionistas privados habían comprado el ámbar por Internet”, cuenta Pérez de la Fuente. Un coleccionista donó una pieza de ámbar al American Museum of Natural History (Museo Americano de Historia Natural) de Nueva York. Otro coleccionista ayudó a analizar garrapatas del ámbar que había comprado, por lo que figura como uno de los autores de este nuevo estudio.
“Hemos logrado derribar el muro que existía entre coleccionistas privados y científicos, cosa poco común especialmente en paleontología”, resume Pérez de la Fuente. “Esto es un éxito en sí mismo”.
Artículo traducido: https://www.npr.org/sections/thetwo-way/2017/12/12/569949770/amber-trapped-tick-suggests-ancient-bloodsuckers-feasted-on-feathered-dinosaurs