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¿Cómo saber si tu instalación tiene riesgo de legionella?

En nuestro día a día, hemos evaluado decenas de instalaciones en hoteles, residencias, gimnasios, centros deportivos y todo tipo de empresas. Lo que hemos aprendido es claro: muchas veces el riesgo de legionella está ahí, oculto, aunque no haya síntomas visibles y hasta que no se empieza a realizar analíticas no lo conocemos.

Por eso, conviene adelantarse.

Aquí te detallamos los puntos más importantes que debes de tener en cuenta sobre la legionella.

¿Qué es la legionella y por qué hay que vigilarla?

La legionella es una bacteria que vive de forma natural en aguas superficiales como ríos y embalses, pero el verdadero peligro aparece cuando consigue instalarse en sistemas artificiales de agua, como redes de agua sanitaria, torres de refrigeración, spas o fuentes decorativas. La Legionella entra en el circuito de agua a través de la toma de agua general.

El problema está en que, si las condiciones son favorables, puede multiplicarse rápidamente y dispersarse en el aire a través de aerosoles, llegando a las personas por inhalación.

La enfermedad que causa, llamada legionelosis, puede ser muy grave. No es una simple gripe: en los casos más severos puede provocar neumonía e incluso poner en riesgo la vida. Las personas más vulnerables son los mayores, quienes tienen problemas respiratorios o defensas bajas, como alguien con una enfermedad crónica o que acaba de salir de un tratamiento agresivo. Imagina, por ejemplo, a una persona mayor que visita un spa y respira el vapor de un jacuzzi mal mantenido: ese entorno puede ser especialmente peligroso si no se han tomado medidas de control.

Por eso es clave estar alerta, sobre todo en lugares donde el agua se almacena, circula por tuberías o se calienta (como en hoteles, hospitales, gimnasios, o centros deportivos) y donde además puede producirse vapor o salpicaduras.

Factores que aumentan el riesgo de legionella en una instalación

No todas las instalaciones tienen el mismo riesgo, pero hay una serie de factores que disparan las posibilidades de que la bacteria se multiplique:

  • Temperatura del agua: La legionella se siente cómoda entre 20°C y 45°C, siendo el rango óptimo para su desarrollo entre 35°C y 37°C. Si tu instalación mantiene el agua en estos valores, el riesgo es mayor.
  • Estancamiento del agua: Zonas donde el agua no circula, como tramos ciegos de tuberías, depósitos poco usados o circuitos con baja renovación, son caldo de cultivo para la bacteria.
  • Presencia de biofilm y suciedad: La acumulación de lodos, materia orgánica, incrustaciones calcáreas o corrosión en las tuberías y depósitos favorece la formación de biopelículas donde la legionella puede esconderse y multiplicarse.
  • Materiales de la instalación: Algunos materiales plásticos, gomas y masillas pueden facilitar el desarrollo de la bacteria si no son resistentes a la acción de desinfectantes.
  • Generación de aerosoles: Si tu instalación produce vapor o microgotas (duchas, jacuzzis, torres de refrigeración, fuentes ornamentales), la bacteria puede pasar al aire y ser inhalada por las personas.

Instalaciones con más riesgo de legionella

Algunos sistemas son especialmente sensibles y requieren más atención:

  • Torres de refrigeración y condensadores evaporativos: Son uno de los focos más habituales de brotes, ya que combinan agua templada, estancamiento y generación de aerosoles.
  • Redes de agua caliente sanitaria (ACS) y fría de consumo humano: Sobre todo si hay depósitos de acumulación, circuitos poco usados o duchas donde se formen microgotas.
  • Spas, jacuzzis y piscinas climatizadas: El agua caliente y la agitación constante crean el entorno perfecto para la bacteria.
  • Fuentes ornamentales y sistemas de riego por aspersión: Si el agua no se renueva y se generan aerosoles, el riesgo aumenta.
  • Sistemas de humidificación industrial, lavaderos de coches, sistemas contra incendios y equipos médicos de aerosolterapia: Todos ellos pueden dispersar la bacteria en el aire si no se mantienen correctamente.

Señales de alerta en tu instalación

Hay pistas que pueden indicar que tu sistema está en riesgo:

  • El agua sale templada y tarda en calentarse o enfriarse.
  • Notas olor a humedad o suciedad en duchas, grifos o depósitos.
  • Hay tramos de tuberías que casi no se usan o depósitos que permanecen llenos mucho tiempo.
  • Observas incrustaciones, corrosión o restos orgánicos en puntos de la red.
  • El sistema tiene materiales antiguos o poco resistentes a la desinfección.
  • No recuerdas cuándo fue la última limpieza o desinfección profesional.

Cómo reducir el riesgo de legionella con mantenimiento y control

La mejor manera de mantener controlada la legionella es con un mantenimiento regular y controles periódicos.

  • Control de la temperatura: Mantén el agua caliente por encima de 50°C y la fría por debajo de 20°C siempre que sea posible.
  • Evita el estancamiento: Haz circular el agua por todos los circuitos, purga tuberías poco usadas y vacía depósitos que no se renuevan a menudo.
  • Limpieza y desinfección: Realiza limpiezas periódicas de depósitos, duchas, cabezales y cualquier punto donde se pueda acumular suciedad o biopelícula.
  • Vigila los materiales: Si tienes que renovar parte de la instalación, elige materiales resistentes a la corrosión y que no favorezcan el crecimiento de bacterias.
  • Control de aerosoles: Instala separadores de gotas en torres y sistemas que generen vapor, y revisa que la cantidad de agua arrastrada sea mínima.
  • Analíticas de agua: Haz muestreos periódicos para comprobar si hay presencia de legionella y actúa rápido si se detecta la bacteria.

¿Qué dice la normativa?

En España, el Real Decreto 487/2022 establece los requisitos sanitarios para la prevención y el control de la legionelosis, con especial atención al diseño, mantenimiento y control de las instalaciones de riesgo.

Si tienes una instalación comunitaria, industrial o de uso público, es imprescindible llevar un registro de todas las acciones de mantenimiento y control, y contar con personal formado en la materia.

En viviendas particulares el riesgo es menor, pero si tienes acumuladores de agua caliente o sistemas complejos, no está de más hacer una revisión profesional de vez en cuando.

¿Cuándo pedir ayuda profesional?

Si tienes dudas sobre el estado de tu instalación, si has detectado alguna señal de alerta o simplemente quieres asegurarte de que todo está en orden, lo mejor es contar con expertos en control de legionella.

En INSEC establecemos una evaluación completa, tomamos muestras y aplicamos las mejores medidas para tu caso.

No esperes a que haya un brote o una inspección sorpresa. La prevención es la mejor inversión para tu salud y la de quienes usan la instalación.

Si necesitas asesoramiento o una revisión a fondo, contacta con INSEC y déjalo en manos de profesionales.

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